Los pueblos indígenas de Norteamérica se refieren a los árboles como "nuestros hermanos y nuestras hermanas de pie". Los seres humanos y los árboles compartimos una postura vertical y erguida. Nosotros caminamos, ellos permanecen en el lugar.
Mircea Eliade describió el Yggdrasil como el Árbol Cósmico por excelencia.
Este árbol se encuentra en forma vertical y une los tres mundos. Sus raíces se hunden hasta el corazón de la tierra, hasta el Reino de los Gigantes, el mundo subterráneo de los dioses y el Reino de los Muertos. De esas raíces nacen tres fuentes, de las cuales una es Pozo de Juventud (Ura), otra regala sabiduría y conocimiento (Mimir) y en la tercera tienen su origen todos los ríos del mundo (Hvergelmir).
Odín dejó en la segunda un ojo como sacrificio y allí regresa siempre para refrescar su sabiduría. Su tronco es el mundo de los hombres (Midgard), y su corona forma el cielo de los dioses (Asgard).
Yggdrasil es también descrito como el Fresno del Mundo y como un roble.
Este árbol ofrece vivienda a algunos animales: una cabra, un águila, un venado y una ardilla. En sus raíces vive un dragón (Nidhög), el cual intenta talarlo. Yggdrasil porta en sí los aspectos del Árbol Cósmico, del Árbol de la Vida y del Árbol del Conocimiento: las fuentes regalan el Agua de la Vida y la Sabiduría, y a través del sacrificio de Odín, el cual debe permanecer colgado nueve días y nueve noches de las ramas del árbol, le otorga el conocimiento superior.
En las lenguas de origen germánico, buena parte de los términos relacionados con el aprendizaje, el conocimiento, la sabiduría y otros temas similares, proceden de nombres de árboles. Así los términos anglosajones witan (mente, consciencia) y witiga (sabiduría) han dado lugar a las palabras inglesas wits (entendimiento), witch (bruja) y wizard (hechicero), así como a la alemana witz (entendimiento).
Todas estas palabras proceden de una raíz que en escandinavo antiguo significaba "bosque". La palabra druida deriva del gaélio Dru (muy, mucho) y vid (conocimiento) y era la persona que reunía el máximo saber. Éste, como no podía ser de otro modo, tenía su origen en los árboles, no sólo porque los druidas debían superar una iniciación de veinte años en el bosque, sino porque en un principio, todo el saber procedía de los árboles.
* * *
En sus primeros tiempos históricos, Europa estuvo cubierta de selvas enormes, en las cuales aparecieron las primeras llanuras como islas en un mar verde. La vida del hombre en aquellos tiempos estuvo íntimamente ligada con la selva y con los árboles.
El árbol alimentaba la llama, y la madera y el carbón vegetal fueron hasta hace poco tiempo los únicos combustibles. Por ello se dice que los árboles proporcionaban luz al hombre, al igual que madera como materia prima, fácil de trabajar y útil para muchos fines. Las abejas que habitan en los árboles le permitían obtener miel y cera, además de la recolección de frutos y bayas de los árboles, e incluso hayucos que se transformaban en harina y pan.
El hombre aprendió pronto a resinar los árboles y a convertir la resina en brea, alquitrán, perfumes y aromas e incienso. Nuestros antepasados vivieron mucho tiempo con el árbol en una simbiosis intensiva. Por ello agradecían su presencia y veían en él el origen del mundo.
Manfred Lurker divide el simbolismo de los árboles en tres sectores, hacia los cuales está orientado este artículo. Lurker menciona el Árbol Cósmico, el Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento.
Estos tres aspectos del simbolismo del árbol se fusionan y, frecuentemente, en un árbol sagrado se encuentran reunidos dos y a veces los tres aspectos.
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Yggdrasil es también descrito como el Fresno del Mundo y como un roble.
Este árbol ofrece vivienda a algunos animales: una cabra, un águila, un venado y una ardilla. En sus raíces vive un dragón (Nidhög), el cual intenta talarlo. Yggdrasil porta en sí los aspectos del Árbol Cósmico, del Árbol de la Vida y del Árbol del Conocimiento: las fuentes regalan el Agua de la Vida y la Sabiduría, y a través del sacrificio de Odín, el cual debe permanecer colgado nueve días y nueve noches de las ramas del árbol, le otorga el conocimiento superior.
En las lenguas de origen germánico, buena parte de los términos relacionados con el aprendizaje, el conocimiento, la sabiduría y otros temas similares, proceden de nombres de árboles. Así los términos anglosajones witan (mente, consciencia) y witiga (sabiduría) han dado lugar a las palabras inglesas wits (entendimiento), witch (bruja) y wizard (hechicero), así como a la alemana witz (entendimiento).
Todas estas palabras proceden de una raíz que en escandinavo antiguo significaba "bosque". La palabra druida deriva del gaélio Dru (muy, mucho) y vid (conocimiento) y era la persona que reunía el máximo saber. Éste, como no podía ser de otro modo, tenía su origen en los árboles, no sólo porque los druidas debían superar una iniciación de veinte años en el bosque, sino porque en un principio, todo el saber procedía de los árboles.
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En sus primeros tiempos históricos, Europa estuvo cubierta de selvas enormes, en las cuales aparecieron las primeras llanuras como islas en un mar verde. La vida del hombre en aquellos tiempos estuvo íntimamente ligada con la selva y con los árboles.
El árbol alimentaba la llama, y la madera y el carbón vegetal fueron hasta hace poco tiempo los únicos combustibles. Por ello se dice que los árboles proporcionaban luz al hombre, al igual que madera como materia prima, fácil de trabajar y útil para muchos fines. Las abejas que habitan en los árboles le permitían obtener miel y cera, además de la recolección de frutos y bayas de los árboles, e incluso hayucos que se transformaban en harina y pan.
El hombre aprendió pronto a resinar los árboles y a convertir la resina en brea, alquitrán, perfumes y aromas e incienso. Nuestros antepasados vivieron mucho tiempo con el árbol en una simbiosis intensiva. Por ello agradecían su presencia y veían en él el origen del mundo.
Manfred Lurker divide el simbolismo de los árboles en tres sectores, hacia los cuales está orientado este artículo. Lurker menciona el Árbol Cósmico, el Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento.
Estos tres aspectos del simbolismo del árbol se fusionan y, frecuentemente, en un árbol sagrado se encuentran reunidos dos y a veces los tres aspectos.
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El Árbol Cósmico
El Árbol Cósmico es, frecuentemente, un árbol invertido, un “árbor inversa”. Representa la Creación como un movimiento descendente. Las semillas espirituales del árbol se encuentran en el cielo, en el mundo divino, y su corona se extiende sobre el mundo. Unifica los tres niveles del cosmos en un “axis mundi”: Cielo (mundo de los dioses), Tierra (mundo de los hombres) y mundo subterráneo (mundo de los muertos, de las energías cetónicas).
El Árbol Cósmico se ubica en el centro del mundo, en el Omfalos. Es el pilar central, la columna del centro, la cual apoya el mundo. El árbol se ubica entonces en un lugar sagrado. Los lugares sagrados antiguos forman un microcosmos: un paisaje de piedras, de aguas y árboles. La piedra indica aquí la duración y representa la realidad por excelencia, la indestructibilidad, lo estático. El árbol, con su renovar periódico, representa el poder sagrado de lo viviente; el agua y la fuente representan las fuerzas secretas del interior de la tierra, la semilla, la purificación. Ese paisaje microcósmico se reduce a un único elemento esencial: el árbol o pilar sagrado, que simboliza el cosmos.
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El Árbol de la Vida
El árbol fue considerado como encarnación del principio vital, por una parte porque a través de su ciclo de las estaciones del año representa el retorno de la regeneración, y por otra parte, los coníferos siempre verdes son una encarnación de los principios inagotables y eternos de la vida. Por ello se ha mantenido hasta hoy en día en algunos lugares el rito de plantar un árbol al nacimiento de un niño, el cual le transmite su vitalidad. Además, el árbol aparece en muchas mitologías como portador de inmortalidad, es la planta que puede aportar la vida eterna, como el “Soma” de los Vedas o el “Haoma” del Avesta, que a veces se ve representado como fuente o bebida divina. Los frutos del Árbol de la Inmortalidad o la planta o hierba que puede otorgarla son siempre difíciles de alcanzar. Suelen ser custodiados y protegidos por monstruos, como por ejemplo el Árbol de las Hespérides, o el Árbol de la Vida en el paraíso bíblico. Estos árboles se encuentran al final del mundo, o en el cielo, como el melocotonero P´an mou de los chinos, el cual ofrece los frutos de la inmortalidad, o en cualquier otro lugar inaccesible, como la Hierba de la Vida que Gilgamesh tiene que recoger del fondo del océano.El simbolismo resulta claro: la inmortalidad es difícil de adquirir, y se encuentra concentrada en un árbol o Pozo de la Vida, que se halla en un lugar difícil de alcanzar. El árbol está custodiado por un monstruo, y la victoria sobre ese monstruo tiene un significado iniciático: el héroe tiene que abrirse camino, tras haber pedido consejo a los “seres correctos”, y tiene que pasar por pruebas a través de las cuales tendrá el derecho a la inmortalidad.El árbol encarna, pues, la vida eterna. De cualquier modo, es curioso constatar que hay árboles que viven más de mil años, y parecen prácticamente inmortales para los hombres.♣
El Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento se encuentran en estrecha relación. Sabiduría y conocimiento son difíciles de alcanzar, como la inmortalidad. Hay que realizar sacrificios inmensos y conseguir grandes victorias. Hay que alcanzar ese contacto directo con el Árbol del Mundo, el cual, a través de su función como axis mundi, posibilita la ascensión al mundo espiritual y la visión mística. El árbol sirve como canal hacia el conocimiento. Es el eje de la intuición, la fuente de la inspiración.
La carta n.º 11 de los tarots representa un sacrificio en el árbol. El Colgado simboliza al espíritu prisionero en la materia, el cual, a través del crecimiento mágico de las palmas, se libera de aquello que impide su desarrollo espiritual. Por ello pierde las monedas, es decir, sacrifica lo material para alcanzar el verdadero conocimiento.
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* Fragmento de Fred Hageneder.
* Mircea Eliade
* Manfred Lurker
* Painting by Heather Watts - "Tree of Life"
El árbol fue considerado como encarnación del principio vital, por una parte porque a través de su ciclo de las estaciones del año representa el retorno de la regeneración, y por otra parte, los coníferos siempre verdes son una encarnación de los principios inagotables y eternos de la vida. Por ello se ha mantenido hasta hoy en día en algunos lugares el rito de plantar un árbol al nacimiento de un niño, el cual le transmite su vitalidad. Además, el árbol aparece en muchas mitologías como portador de inmortalidad, es la planta que puede aportar la vida eterna, como el “Soma” de los Vedas o el “Haoma” del Avesta, que a veces se ve representado como fuente o bebida divina. Los frutos del Árbol de la Inmortalidad o la planta o hierba que puede otorgarla son siempre difíciles de alcanzar. Suelen ser custodiados y protegidos por monstruos, como por ejemplo el Árbol de las Hespérides, o el Árbol de la Vida en el paraíso bíblico. Estos árboles se encuentran al final del mundo, o en el cielo, como el melocotonero P´an mou de los chinos, el cual ofrece los frutos de la inmortalidad, o en cualquier otro lugar inaccesible, como la Hierba de la Vida que Gilgamesh tiene que recoger del fondo del océano.El simbolismo resulta claro: la inmortalidad es difícil de adquirir, y se encuentra concentrada en un árbol o Pozo de la Vida, que se halla en un lugar difícil de alcanzar. El árbol está custodiado por un monstruo, y la victoria sobre ese monstruo tiene un significado iniciático: el héroe tiene que abrirse camino, tras haber pedido consejo a los “seres correctos”, y tiene que pasar por pruebas a través de las cuales tendrá el derecho a la inmortalidad.El árbol encarna, pues, la vida eterna. De cualquier modo, es curioso constatar que hay árboles que viven más de mil años, y parecen prácticamente inmortales para los hombres.♣
El Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento se encuentran en estrecha relación. Sabiduría y conocimiento son difíciles de alcanzar, como la inmortalidad. Hay que realizar sacrificios inmensos y conseguir grandes victorias. Hay que alcanzar ese contacto directo con el Árbol del Mundo, el cual, a través de su función como axis mundi, posibilita la ascensión al mundo espiritual y la visión mística. El árbol sirve como canal hacia el conocimiento. Es el eje de la intuición, la fuente de la inspiración.
La carta n.º 11 de los tarots representa un sacrificio en el árbol. El Colgado simboliza al espíritu prisionero en la materia, el cual, a través del crecimiento mágico de las palmas, se libera de aquello que impide su desarrollo espiritual. Por ello pierde las monedas, es decir, sacrifica lo material para alcanzar el verdadero conocimiento.
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* Fragmento de Fred Hageneder.
* Mircea Eliade
* Manfred Lurker
* Painting by Heather Watts - "Tree of Life"
El Árbol del Conocimiento
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