Una ponencia de Rudolf Steiner.
Berlín, 15 de Diciembre de 1904
Berlín, 15 de Diciembre de 1904
Recientemente
me he propuesto hacer un boceto sobre el ser del hombre y los tres mundos que
le rodean: el mundo físico actual, el mundo del alma y el mundo del espíritu. Más adelante
tengo planeado hablar de los conceptos antroposóficos principales sobre el
origen del hombre, la tierra y los cuerpos celestiales en general. Así habremos
repasado el punto de vista general en la teoría de la vida, según es desarrollada
por la antroposofía.
De
cualquier forma, hoy me gustaría presentar unas pocas sugerencias acerca de la
manera en que el desarrollo interior del hombre debe progresar si desea llegar
a sus propias conclusiones sobre los principios proclamados por la visión
antroposófica del mundo. Hay que tener en mente que hay una gran diferencia
entre llegar a un entendimiento de los conceptos presentados por un científico
espiritual como una verdad obtenida a través de su cognición y su experiencia,
y el desarrollo del alma y espíritu humanos que permite a una persona
mantenerse en dicha cognición y percepción propias.
Uno tiene
que distinguir entre un nivel elemental de desarrollo que lleva a la
comprensión de las enseñanzas de un maestro espiritual experimentado,
siguiéndolas como si fuera en pensamiento y en sentimiento y entendiéndolas
como verdad dentro de unos límites, y un nivel avanzado en el cual uno obtiene las
experiencias personales en el ámbito del espíritu y el alma. Este nivel
elemental es nuestro tema de hoy. El nivel avanzado concierne a la
clarividencia y hasta el punto en que es posible siquiera dar ninguna
indicación en público sobre la clarividencia, ese será el tópico de nuestra
próxima presentación. El problema de cómo uno puede lograr el entendimiento
personal de las verdades antroposóficas es el tema que nos ocupará hoy.
Sólo
podemos dar aquí unos pequeños apuntes ya que el entrenamiento que el alma y el
espíritu humanos deben llevar a cabo para adquirir el entendimiento antes
mencionado es muy extenso. Requiere un largo período de estudio interior y los
numerosos detalles de este entrenamiento no se pueden elaborar en el curso de
una breve charla. La información a la que nos podemos referir aquí es sólo un
pequeño apunte de lo que sería expresado en instrucciones personales. Dicho
esto es necesario hacer notar antes que nada que la mayoría de la gente
necesita en este campo la ayuda de un maestro personal. Algunos son de la
opinión que una persona puede desarrollar él mismo habilidades interiores,
fuerzas del alma y percepción espiritual por sus propios medios, y puede
parecer desafortunado que en esta área vital de la vida una guía personalizada
sea supuestamente necesaria. De cualquier modo, la naturaleza de esta guía da
las suficientes garantías para que nadie, bajo ningún concepto, pueda llegar a
tener ningún tipo de dependencia de otra persona. Nadie honra la dignidad del
hombre y el respeto por el individuo más que el maestro de lo oculto. El
instructor del desarrollo místico y antroposófico nunca da nada más que
consejo.
Los más
grandes maestros en este campo nunca hicieron más que sugerir y aconsejar. Se
deja al libre albedrío del individuo hasta qué punto pretende seguir estos
consejos. Las tareas del espíritu y del alma que uno se propone dependen del
individuo; la consideración por la libertad humana por parte del maestro es
demasiado pronunciada como para pretender dar más que consejo. En este área,
todo lo que pueda ser expresado de cualquier manera, debe ser entendido con esta
reserva.
Otro
punto importante es que la parte principal de esta educación no se expresa en
ninguna formalidad externa particular, tampoco requiere una medida externa
definida. Esta educación es más bien un desarrollo completamente íntimo del
alma humana y todos los grados significantes del desarrollo que uno debe llevar
a cabo se dan lugar en la profundidad más íntima del ser. Precisamente aquí se
lleva a cabo una transformación en la persona, pero no es necesario que nadie,
ni siquiera su mejor amigo, note ninguna diferencia. Así, en privado, en
tranquilidad y en reclusión el místico se entrena a sí mismo para adquirir el
entendimiento de los mundos del alma y del espíritu. No se puede enfatizar lo
suficiente que nadie que se proponga a sí mismo al desarrollo espiritual
interior necesita cambiar su ocupación en ningún aspecto ni tampoco descuidar
sus tareas diarias. Al contrario, aquel que crea que para su desarrollo interior es necesario más
tiempo y como consecuencia descuida sus ordinarias obligaciones y de sus
intentos de interiorización adentro de los mundos espirituales se convierte en
un anti-social o en un miembro inferior de la sociedad descubrirá muy pronto
que de esta manera se logra mucho menos.
Este
entrenamiento interior progresa discretamente y sin prisa, en completa
tranquilidad interior. Quiero hacer énfasis en este punto, que ninguna
"regla especial" va a ser expuesta ahora sino descripciones de ese
camino de desarrollo interior. Las directrices, cuando son observadas, sí requieren
algo del aspirante sin lo cual nunca podrá lograr ninguna experiencia personal
más elevada. Se trata de la resistencia. Aquel que no tiene paciencia y
resistencia, quien no puede perseverar una y otra vez y seguir en completa
calma las normas interiores que son aplicables aquí, generalmente no logrará
nada en absoluto. Sólo hay una rara excepción que hace posible el éxito sin la
observación de estas reglas. Este es el caso en el cual un individuo está muy
avanzado en su camino de evolución como ser humano. En el caso de un individuo
que en una reencarnación anterior ya ha obtenido un cierto nivel de
clarividencia el curso del entrenamiento interior es bastante diferente y mucho más corto.
Aquel que da las reglas correspondientes para el desarrollo interior debe ser
consciente de este hecho y su trabajo entonces se limita a eli minar los obstáculos que bloqueen el camino hacia
la iluminación.
Ya que
las directrices en el camino a la iluminación varían con cada individuo, es una
regla no recomendable el buscar el desarrollo místico sin guía personal. Aquel
que expone las líneas a seguir debe conocer estrechamente a su pupilo, no en el
sentido ordinario de la palabra sino en el sentido espiritual. Mientras el
maestro de lo oculto no necesita conocer nada de la profesión de su pupilo,
manera de vida, miembros de su familia, sí necesita adquirir un conocimiento
íntimo de la condición de su alma y espíritu y de su nivel de desarrollo. Nos
llevaría demasiado lejos exponer hoy las maneras y los métodos según los cuales
el maestro de lo oculto adquiere este conocimiento. Serán discutidas en
ponencias futuras sobre clarividencia.
El
desarrollo interior está conectado con ciertas consecuencias para aquellos que
se aventuran en este camino y deben darse cuenta que, como resultado, ciertas
definidas cualidades aparecerán en su personalidad. Estas cualidades son
síntomas y resultados directos del nivel de desarrollo interior y requieren
observación cuidadosa. El maestro de lo oculto debe conocer cómo interpretar
estos síntomas para asegurar la manera apropiada para proseguir en este
desarrollo interior.
El
desarrollo del hombre interior
es el nacimiento en un nivel superior. Es el nacimiento del
alma y el espíritu, no en el sentido figurativo, alegórico, pero sí como un
hecho en el sentido literal de la palabra. Incluso este nacimiento no lo es sin
consecuencias y el maestro de lo oculto debe saber como tratarlo.
Después
de un contacto inicial con algunas de las enseñanzas básicas de la antroposofía
tal como la reencarnación y el karma, la doctrina según la cual el alma humana
se ha reencarnado en el pasado repetidas veces en un cuerpo físico y que
continúa retornando en futuras encarnaciones, y la enseñanza del karma, de la
justicia compensatoria, la mayoría de la gente se preguntará cómo uno puede
adquirir el entendimiento de estas por sí mismo. Esta es la gran cuestión que
confronta ahora a cada persona. Hay una regla dorada que debe ser observada,
que eventualmente guiará a cualquiera a la comprensión deseada. Ésta ha sido la
experiencia común de todos quienes se han dedicado seriamente a los ejercicios
en cuestión. No hay nadie que no pueda, de la manera más fácil posible,
adquirir esta comprensión de la reencarnación y el karma.
De
cualquier modo, como decía Goethe
"aunque es fácil, lo fácil es difícil." Esto es así porque pocos
son los que deciden emplear la fuerza de voluntad, resistencia y la paciencia
necesarias para alcanzar ciertas condiciones definidas del alma y el espíritu
esenciales para esta comprensión. La regla de oro es ésta: "vive tu vida
como si la reencarnación y el karma fuesen verdades y llegarán a ser verdades
para ti." Parece como si hubiese que alcanzar esto mediante la
autosugestión pero no es el caso. El símbolo místico de la serpiente que se
muerde su propia cola es un símbolo familiar. Este símbolo tiene varios
significados profundos pero entre las muchas interpretaciones que contiene, una
es la que aquí hemos expresado en la regla de oro.
Es
evidente que la suposición inherente en esta regla de oro se niega a sí misma
de la misma manera en que la serpiente se enrosca sobre sí misma. ¿Cómo debemos
entender esto? Si la reencarnación es un hecho, entonces ciertos esfuerzos
hechos por el hombre y que tienen un efecto en su alma no pueden ser hechos en
vano, sino que más adelante deben convertirse en la naturaleza del alma. Una de
las grandes leyes del hombre que debe ser probada, íntimamente sobre su propio
ser, es expresada en un antiguo texto Indio, "lo que piensas hoy, serás mañana." Aquel que cree en la
reencarnación debe darse cuenta que una cualidad que desarrolla dentro de sí
mismo, un pensamiento que imprime sobre sí mismo al mantenerlo constantemente
en la mente, se convierte en algo permanente en su alma que volverá a emerger
una y otra vez. Siendo así, una persona que busca el desarrollo místico debe
antes que nada hacer el esfuerzo de abandonar algunas inclinaciones que tuviese
con anterioridad. Entonces, las nuevas inclinaciones deben ser adquiridas
manteniendo constantemente en nuestra mente el pensamiento de ese tipo de
inclinaciones, virtudes o características. Deben ser incorporadas de tal manera
en el Ser que la persona es capaz de alterar su alma con la fuerza de su
voluntad. Esto debe ser probado tan objetivamente como una substancia química
es probada en un experimento. Una persona que nunca haya intentado cambiar su
alma, que nunca ha tomado la decisión inicial de desarrollar las cualidades de
la resistencia, steadfastness y el
pausado pensamiento lógico, o una persona que tiene esa decisión pero la ha
abandonado porque no tuvo éxito en una semana, un mes, un año o una década, nunca
logrará determinar nada en sí mismo acerca de estas verdades.
Así es el
íntimo sendero que el alma debe recorrer. Debe ser capaz de adquirir nuevas
características, pensamientos e inclinaciones. Una persona debe tener la
habilidad de emerger, en el momento que corresponda, con nuevos hábitos adquiridos
por pura fuerza de voluntad. Una persona descuidada debe acostumbrarse a ser
cuidadoso y ordenado y esto debe llevarse a cabo no a través de una presión
externa sino por una firme resolución de la voluntad. Es
especialmente efectivo en el caso de características insignificantes y pequeñas
cosas. Cuanto más claramente perciba la persona los asuntos que le conciernen,
mejor será su comprensión en el área de la verdad. Si , por
ejemplo, una persona es capaz de observar objetivamente un gesto, una expresión
facial o algún otro hábito insignificante, si se hace consciente de él como si
estuviese observando a otra persona y entonces por pura fuerza de voluntad pone
en el lugar del hábito o gesto algo que él mismo ha escogido, incorporándolo a
sí mismo, esa persona está ya en el camino que lleva a la comprensión, por sí
mismo, de la gran ley de la reencarnación. Un químico puede dar descripciones
de procesos que tienen lugar en un laboratorio. De forma parecida una persona
puede establecer las directrices a probar sobre sí mismo. A través de
alteraciones insignificantes se alcanzan las más altas cumbres.
Acerca
del Karma, la gran ley de la justa compensación, su percepción y entendimiento
puede ser obtenido si uno vive su vida como si el karma fuese un hecho. Si un
desastre o sufrimiento te acaece, intenta mantener en mente que este
sufrimiento o accidente no ha ocurrido por alguna milagrosa casualidad sino que
debe haber una causa. No necesitas buscar la causa. Sólo aquel que
clarividentemente pueda disponer de una visión del karma podrá percibir la
causa de un feli z evento, de una
pena o de algún infortunio. Lo que sí es necesario es un cierto estado de
ánimo, una sensación a la que rendirse para que puedas sentir cómo una pena o
una alegría deben tener su causa y al mismo tiempo puedan causar otros eventos
en el futuro. Aquel que se empapa con este estado de ánimo y ve su vida y todo
lo que le sucede como si el karma fuese un hecho, encontrará que esta
existencia se le hará cada vez más comprensible. Aquel que suprime su enfado
cuando algo molesto le sucede y en su lugar piensa que, igual que una piedra
rueda al ser empujada así ese algo molesto debe haber sucedido de acuerdo con
alguna inevitable ley del universo, adquirirá la comprensión del karma. Tan
cierto como que mañana te levantarás por la mañana, dadas las circunstancias
necesarias y sin que tu salud sufra ningún cambio, es igualmente cierto que
comprenderás la ley del karma si ves tu vida de esta manera.
Hay dos
prerequisitos para una persona que desee la educación espiritual; el aspirante
debe ver la vida de esta manera. Pero no debe aceptar estas actitudes del
pensamiento como si fuesen un dogma. Por el contrario, debe dejar abierta la
posibilidad a que sean ciertas o no. No debe tener ni superstición ni dudas
porque estos son los dos mayores obstáculos. Sólo una persona que ve la vida de
esta manera, con una mente abierta, está preparada para recibir instrucción
mística.
Aún hay
un tercer aspecto que debe ser considerado. Ningún maestro de lo oculto
instruirá a una persona llena de supersticiones y prejuicios, o una que sea
proclive a juicios insensatos o a caer víctima de cualquier ilusión. La regla
de oro aplicable aquí es que, antes de dar el primer paso en la dirección de un
aprendizaje superior una persona debe liberarse de cualquier pensamiento
frívolo o posibilidad de confundir la ilusión con la realidad. Por encima
de todo el aspirante a la iluminación espiritual debe ser una persona que se
dedica a observaciones y pensamientos disciplinados. Si una persona se inclina
hacia los prejuicios y la superstición en el mundo de la realidad de los
sentidos en seguida tiende a ser corregida por la propia realidad de los
sentidos. Sin embargo, si una persona no piensa lógicamente y se deja llevar
por las fantasías entonces la corrección no es tan simple. Siendo así, es
esencial que uno tenga su vida-del-pensamiento completamente a mano y que sea
capaz de ejercer un control estricto sobre sus pensamientos antes de adentrarse
en los mundos del espíritu y del alma. Alquien que se inclina fácilmente hacia fantasías,
supersticiones e ilusiones no está preparado para entrar en la educación previa
a la enseñanza espiritual. Pero es fácil engañarse aquí. La liberación de las
fantasías, prejuicios e ilusiones se obtiene con autodisciplina. Esta libertad
no es adquirida fácilmente por cualquiera. Es necesario recordar hasta qué
punto la mayoría de la gente tiende a pensamientos torpes y descuidados y son
incapaces de controlar su vida-del-pensamiento a través de su propia fuerza de
voluntad.
Al
sopesar las demandas que te hace la vida diaria es evidente que es imposible
liberarse completamente a sí mismo de las impresiones exteriores. Para poder
hacerlo es necesario apartar un pequeño período de tiempo cada día. Este
período de tiempo, que es necesario pero que no debe suponer un conflicto con
nuestras obligaciones, es suficiente. Cinco minutos, o incluso menos, es
bastante. Durante este breve período de tiempo una persona debe ser capaz de
separarse de todas las impresiones sensoriales, de todo lo que le llega a
través de los ojos, oídos y su sentido del tacto. Durante este breve período de
tiempo debe volverse ciego y sordo a su entorno exterior. Todo lo que nos
asalta desde el mundo exterior nos une con la sensualidad y el ordinario mundo
diario. Todo esto debe ser silenciado y la total calma interior debe tomar su
lugar. Cuando este silencio interior, este despojarse de todas las impresiones
sensoriales se ha llevado a cabo la memoria de todas las impresiones
sensoriales pasadas deben ser extinguidas también. Es suficiente sopesar durante
un momento cómo estamos completamente atados a los asuntos del tiempo y del
espacio, con todo lo que es temporal y mortal. Analiza el pensamiento que acaba
de pasar por tu cabeza hace un momento y ve si no está asociado con algo de
naturaleza transitoria. Este tipo de pensamientos no tienen valor para el
desarrollo interior.
Así todos
los pensamientos que nos conectan con asuntos finitos y transitorios deben ser
silenciados. Entonces, cuando ese silencio ha sido producido en el alma y
durante un rato nuestro entorno, ya sea de la era, la nación, la raza o del
siglo en que vivimos, ha sido eli minado,
el alma volverá a hablar por sí misma. Esto no sucederá inmediatamente. Primero
el alma debe estar preparada para este punto y hay maneras y direcciones que
traerán este sonido interior. El hombre debe rendirse a pensamientos, conceptos
y sentimientos originados no en lo temporal sino en lo eterno. Su contenido no
debe ser verdadero para hoy, ayer, un siglo o mañana sino para siempre. Este
tipo de pensamientos se encuentran en los libros reli giosos
de todos los pueblos. Se encuentran, por ejemplo, en el Bhagavad Gita, el himno de la perfección humana. También se
encuentran en el Antiguo y el Nuevo testamento, particularmente en el Gospel of St. John empezando por el
capítulo décimo tercero. Pensamientos efectivos también se encuentran en las
cuatro primeras líneas del libro, Light
on the Path de Mabel Collins,
familiar para los miembros de los Movimientos Teosóficos y Antroposóficos.
Estas
cuatro líneas, grabadas en los muros interiores de cada templo de iniciación no
dependen del tiempo y del espacio. No pertenecen a un hombre, una familia. No
forman parte de una generación o de un siglo, sino que se extienden a través de
toda la evolución.
Eran ciertas hace miles de años y lo seguirán siendo miles de
años más. Despiertan las adormecidas facultades del alma; déjalas levantarse de
su reino interior. Pero es necesario que esto sea entendido correctamente. No
es suficiente asumir que se ha comprendido el sentido de estas frases. Uno debe
permitir que estas palabras cobren vida en su propio ser interior.
Uno debe
permitir que el significado completo de estas palabras irradie en el interior
de su ser, debe rendirse a él por completo. Uno debe aprender a amar esas
palabras. Si una persona cree que ha comprendido el significado, sólo entonces
ha llegado el momento correcto para que esas palabras se levanten en él
resplandecientes una y otra vez. La comprensión intelectual no es importante;
el amor de esa verdad espiritual sí lo es. Cuanto más amor hacia esas verdades
fluya a través de ti más poder de visión interior crecerá en nosotros. Esas
palabras no deben ocuparnos uno o dos días sino semanas, meses y años hasta que
finalmente se despierten en nosotros esos poderes del alma. Entonces finalmente
llega cierto momento bien definido en que aún otra iluminación toma lugar.
Aquel que
proclama verdades espirituales por su propia experiencia está familiarizado con
esta vida de contemplación interior. Las grandes verdades espirituales que
proclama cada día son una parte de un vasto panorama espiritual que puede ver
con el poder interior del alma y el espíritu. Vuelve su vista a los reinos del
alma y el espíritu. Aparta su mirada de la tierra para explorar los sistemas
solares. Aún así este poder interior se extinguiría rápidamente si no se nutre
cada nuevo día. Este es el secreto del investigador espiritual, que este
inmenso panorama de universo y humanidad que ha pasado por su alma cientos de
veces debe pasar de nuevo por su alma cada mañana. Una vez más comprenderlo
todo no es lo importante sino aprender a amarlo más y más. Así cada mañana
lleva a cabo una adoración divina durante la cual mira en reverencia a los
grandes espíritus. Ha aprendido a repasar el panorama completo en unos pocos
minutos. La gratitud hacia aquello que le ha dado el alma le llena por
completo. Si no se sigue este camino de reverencia no es posible llegar a la claridad. Es esencial
que las declaraciones del investigador espiritual estén formadas con esta
claridad. Sólo si este es el caso puede asumir la autoridad para hablar de las
verdades del misticismo, las verdades de la antroposofía y de la ciencia
espiritual. De esta manera funciona el investigador espiritual, y así debe
empezar todo el mundo, de la manera más simple y elemental hasta que alcance la
comprensión de estas enseñanzas.
La
individualidad humana y la de los seres cósmicos es profunda. Uno no puede
lograr nada en este área sin paciencia, perseverancia y amorosa devoción hacia
los poderes cósmicos. Estas son fuerzas que, como la electricidad en el mundo
exterior, son poderosas en el mundo interior. No son sólo fuerzas morales sino
fuerzas de cognición. Cuando el aspirante a la iluminación es capaz de permitir
que estas verdades residan en su interior durante un tiempo, si las ha aceptado
en gratitud hacia aquellos que se las han revelado entonces finalmente
alcanzará un punto especial, que más tarde o más temprano se hará accesible a
todos aquellos que han permitido que la tranquilidad y el silencio den frutos
en su alma. Este es el momento en el que su alma empieza a hablar, cuando su
propio ser interior empieza a percibir la grandes verdades eternas. Entonces,
de repente el mundo a su alrededor se ilumina de colores nunca vistos antes.
Algo jamás oído se hace ahora audible. El mundo irradiará una nueva luz. Esta
nueva luz, esta nueva irradiación llega a él desde el reino del alma. Es
característico del mundo
del alma que uno lo "vea". Es igualmente
característico del mundo de los espíritus que uno lo "escuche".
Si se
busca el auto-desarrollo en esta área entonces una parte de él viene a través
de la obediencia y de la observación de una gran suma de reglas y directrices. Aquí
sólo puedo hacer un pequeño apunte de cómo esto es posible y de cómo puede ser
experimentado. Es preciso seguir diligentemente estas reglas individuales,
igual que el químico debe pesar y medir las más ínfimas substancias de un
compuesto químico con los instrumentos más deli cados.
Una descripción de las reglas que se pueden dar en público se puede encontrar
en mi libro, Conocimiento de Mundos
Superiores y su Adquisición. Estas reglas ofrecen instrucciones específicas
para seguir este camino. También requieren de una paciencia y una perseverancia
diligentes.
Las
reglas presentadas en este libro nunca se habían hecho públicas con
anterioridad, cuando la instrucción de lo oculto sólo se enseñaba en las
escuelas de lo oculto. Este tipo de instrucción todavía se enseña en las
escuelas de lo oculto porque es un proceso de enseñanza íntimo entre dos
personas. No es bueno
buscar esta instrucción por propia iniciativa, escuchando o leyendo reglas
especiales de forma fragmentada en un lugar u otro. Toda la instrucción que uno
puede recibir de diferentes lugares, y de hecho hay tiendas anunciando este
tipo de instrucciones, no son más que pequeños fragmentos sacados del gran
libro de la enseñanza de lo oculto. Una persona que las utiliza debe darse
cuenta que se expone a una serie de peli gros.
No es conveniente ser introducido en los asuntos que conllevan una alteración
actual del alma, a los aspectos más profundamente importantes de la vida del
alma, a través de los canales comerciales. Los métodos de entrenamiento de lo
oculto que se anuncian a cambio de una ganancia monetaria no sólo carecen de
ningún valor sino que además pueden ser peli grosos
según en qué circunstancias. Es necesario que esto sea dicho porque en la edad
actual hay tanto de este tipo de cosas que confrontan al hombre. Precisamente
porque hay tantos de estos supuestos métodos ocultos abarrotando la escena
actual se ha hecho necesario mostrar la imagen real.
Las
reglas expuestas en el libro Conocimiento
de Mundos Superiores y su Adquisición vienen de antiguas tradiciones. Los
espíritus que guían la evolución han dado su permiso para la publicación de
estas reglas porque es esencial que la verdad se dé a conocer, aunque aún sólo
es posible publicar una cierta cantidad. El resto ha de ser excluido porque las
reglas más importantes sólo se pueden develar de palabra.
Lo que se
encuentra en Conocimiento de Mundos
Superiores y su Adquisición es diferente de otros libros de instrucción en
que es inofensivo. Sólo se develan las guías que no pueden dañar a la persona,
incluso si no son seguidas con paciencia y perseverancia. Incluso si la persona
hace un uso impropio de ellas no podrían dañarla. Era necesario mencionar este
punto porque ha surgido la pregunta de por qué y con qué autoridad se han
publicado un conjunto de leyes esotéricas.
Otro
punto de consideración es que para despertar en el mundo del alma uno debe
tener órganos sensoriales en el mundo del alma igual que los tiene para el mundo
material. Igual que el cuerpo, que tiene ojos y oídos, el alma y el espíritu
deben poseer órganos para percibir la irradiación del reino del alma y los
sonidos del mundo del espíritu. Una persona que tenga experiencia en este
campo, que es clarividente, puede actualmente percibir el proceso de desarrollo
de ese tipo de órganos del alma en una persona que está llevando a cabo un
entrenamiento interior. Son percibidos en su aura, envueltos en una nube de
luz.
El aura de una persona que no se ha
desarrollado espiritualmente se ve como una formación nebulosa. Cuando la
persona duerme el aura flota sobre el cuerpo físico porque el cuerpo astral se
separa durante el sueño. El aspecto del aura es de dos espirales enredadas como
anillos de niebla. Se entrelazan el uno con el otro en continuas espirales,
desapareciendo en reinos indefinibles. Cuando una persona
comienza el entrenamiento de lo oculto su aura se define cada vez más. Los
extremos indefinidos de la espiral desaparecen y las dos formaciones espirales
entrelazadas se vuelven claramente organizadas. Se convierten en estructuras
compactas y bien definidas. Ciertos órganos aparecen en el aura y son llamados chacras en el lenguaje
esotérico. Estos son los órganos
sensoriales del alma. Su estructura es deli cada
y para que florezcan hay que cuidarlos y protegerlos. No pueden desarrollarse
bajo ninguna otra circunstancia. Quien se desvíe de esto nunca disfrutará la
verdadera percepción espiritual. La persona debe suprimir todas las sensaciones
y los sentimientos negativos dentro de si para nutrir estos ojos del alma. Los chacras no pueden emerger si
una persona se enfada a cada oportunidad. Hay que preservar la
ecuanimidad y hay que practicar la paciencia. La furia y la cólera no permiten que
aparezcan los ojos del alma, la prisa y los nervios no permiten su desarrollo.
Aún más,
es necesario que el hombre
se libere de algo que es difícil de apartar en nuestra civilización, el ansia
de aprender "lo que es nuevo." Esto tiene una tremenda
influencia en el órgano-alma. Si uno no puede hacerse con un periódico lo
suficientemente rápido para contarle las noticias a algún otro, si una persona
no puede ver o escuchar algo sin guardárselo, si no puede suprimir el deseo de
transmitirlo, su alma nunca alcanzará el desarrollo. Es también
necesario que uno adquiera una manera definida de juzgar a tus semejantes. Es difícil
lograr una actitud acrítica, pero el entendimiento debe sustituir al
criticismo. Si confrontas inmediatamente
a tus semejantes con tu propia opinión obstaculizas la evolución del alma.
Debemos escuchar al otro primero y este ejercicio es una manera muy efectiva de
desarrollar los ojos del alma. Cualquiera que quiera alcanzar un nivel superior
en esta dirección se lo debe a haber aprendido a abstenerse de criticar y de juzgar
todo y a todo el mundo. ¿Cómo podemos ver y entender dentro del ser de una
persona? No debemos
condenar sino entender la personalidad del criminal, entender al criminal y al santo
igual de bien. Se requiere empatía para todos y cada uno, esto es lo que
quiere decir la "atención" oculta. Así, si la persona se conduce, con
estricta autodisciplina, al punto de no evaluar a sus semejantes, a al resto
del mundo de acuerdo con su juicio personal, opinión y prejuicio y en su lugar
permite que ambos trabajen en el en silencio, entonces tiene la oportunidad de
adquirir los poderes ocultos. Cada momento durante el cual una persona toma la
determinación de resistirse a un pensamiento malvado acerca de sus semejantes
es un momento ganado.
Un hombre
sabio puede aprender de un niño. Un persona simplona puede considerar los
dichos de un sabio parecidos a los balbuceos de un niño, convencido de que es
superior a un niño y desconociendo la practicabilidad de la sabiduría. Sólo
cuando ha aprendido a escuchar el tartamudeo de un niño como si fuera una
revelación ha creado en él el poder que surge de su alma.
Finalmente
uno no puede esperar que los ojos del alma se abran inmediatamente. Una persona que combate la ira,
la cólera, la curiosidad y otras cualidades negativas está, para empezar,
derribando los muros que encierran su alma. Este esfuerzo debe ser repetido constantemente.
Una persona clarividente puede evaluar hasta dónde los deli cados
órganos del alma están floreciendo. Cuando las declaraciones humanas han
perdido su agresividad y se han vuelto amables y llenas de comprensión hacia
sus semejantes el órgano
espiritual localizado junto a la laringe se despierta. Antes de que una
persona se haga consciente de esto por si misma debe practicar durante mucho
tiempo. Fueron necesarios millones de años para que se desarrollase el ojo
físico en el hombre, desde unos minúsculos puntos hasta el comienzo de la lente
y de ahí a la compleja estructura del ojo. El ojo del alma no necesita de tanto
tiempo. En algunas personas es necesario varios meses, para tras más. Hay que
tener paciencia. El momento en el que estas deli cadas
estructuras del alma comienzan a percibir por primera vez llega para todo el
mundo, más tarde o más temprano. Eso si la persona continúa los ejercicios y
particularmente si desarrolla ciertas virtudes, las cuales las dificultades de
la vida misma pueden desarrollar. Hay tres virtudes en particular que hay que desarrollar
que casi pueden convertir a un hombre en clarividente, solo que hay que
practicarlas con la necesaria intensidad y énfasis. Son estas: la autoconfianza emparejada
con la humildad, el
autocontrol junto con la gentileza y la presencia mental junto con la
perseverancia.
Todo esto
son líneas generales, y así deben verse. Son ejemplos de las direcciones que el
pupilo espiritual debe seguir en los tres niveles hacia el despertar
espiritual. Las tres fases
de la enseñanza de lo oculto son llamadas preparación o catarsis, iluminación o
iniciación. Durante la primera fase o nivel, el ser del hombre esta
preparado de manera que permita emerger a las deli cadas
estructuras del alma. En el nivel de la iluminación el hombre adquiere la
habilidad de percibir en el reino del alma, y a través de la iniciación obtiene
la facultad de expresarse a sí mismo en el reino del espíritu. Lo que he dicho
esta noche puede que sea difícil de entender para algunos, y aunque es realmente
fácil, si es cierto aquí que lo fácil es difícil.
Cualquiera
puede seguir el camino de
lo oculto; no está cerrado para nadie. Los secretos residen en el ser
interior de cada persona. Sólo se requiere un serio esfuerzo interior, el hombre debe intentar
liberarse de todos los obstáculos que interrumpen esta vida interior.
Hay que ser consciente de que las verdades más grandes y preclaras llegan a
nosotros de la manera más íntima. Los más grandes sabios de la humanidad no
descubrieron las grandes verdades siguiendo cualquier otro camino que no fuese
el que aquí se menciona. Encontraron estas verdades porque encontraron el
camino que lleva a su ser interior y porque sabían que la paciencia y la perseverancia
eran requeridas para practicar los diferentes ejercicios.
Así,
cuando una persona alcanza lo más profundo de su ser, cuando se aleja de los
pensamientos que le asaltan desde el exterior y en vez de eso se concentra en
los pensamientos que pertenecen a la eternidad, está avivando la llama dentro
de si que le iluminará los mundos del alma. Cuando una persona desarrolla dentro
de si las cualidades de la
ecuanimidad, la calma interior y la paz igual que las otras virtudes aquí
mencionadas, está alimentando a esta dama con la substancia adecuada. Si una
persona es capaz de mantenerse en silencio y expresar sólo pensamientos elevados,
si vive una existencia llena de amor y su vida se convierte en una vida de
devoción a lo divino, el mundo a su alrededor empezará a "sonar."
Esto es lo que Pitágoras llamó "Música de las esferas". No se quería
decir simbólicamente; es una realidad,
Sólo es
posible dar aquí pequeñas pistas que guíen en la dirección del camino que lleva
a la puerta estrecha. Cualquiera puede alcanzar esta puerta estrecha y para
aquel que no tiene miedo de las dificultades la puerta se abrirá. Entonces
encontrará lo que todas las grandes ideologías reli giosas
y filosóficas han proclamado: La Verdad Única Eterna y la Vía de la Vida.
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