Conociendo las Flores de Bach a través de un relato: 'Soledad'

Relato de Josefina Iannetta alumna de la Formación en Medicina Floral. Esta vez, el grupo 'Soledad'
Un nuevo día desplegaba sus alas. Salió de su departamento en Recoleta, se subió a su Toyota y se dirigió a la empresa. Su secretaria advirtió que llegaba por su perfume, era como un preludio de su aparición. Su elegancia, compostura y gallardura era como un distintivo o un blasón de aristocracia. Todos los días arranca un suspiro de su corazón. Se mostraba con detalles muy atrevidos en su atuendo, siempre llamando la atención, como si fuera la “best secretary”. Esto incomodaba sustancialmente a otras empleadas, pero a la vez las usaba para engancharlas en lograr a cualquier precio o esfuerzo una audiencia donde desplegar lo que ella consideraba sus incontables atributos: la más top, la más hermosa por acceder a los mejores tratamientos estéticos, la que provocaba desdén y envidia, pero ella lo utilizaba para sentirse menos inferior y no escuchar a nadie.
Egocéntrico por naturaleza, siempre resolvía solo sus asuntos. Ingresó a su oficina y el séquito acudió de inmediato con el café tal como lo prefería y el protocolo al detalle. Aunque sus consejos eran muy requeridos a los demás les costaba contactarse. No se involucraba en discusiones y sus cuestiones eran suyas, afloraba siempre su orgullo.
Era calmado, solitario, aislado y reservado, nada se sabía de su vida.
Su currículum era impecable, títulos, másters, idiomas, lo colocaban en un punto elevadísimo a nivel cultural. Todos los temas que podían discurrir, demostraba que no improvisaba, era docto indudablemente.
De engreído y arrogante tenía un subtítulo en la oficina o el after office, pero también buscaba compañía que lograba concretar con un chasquido de sus dedos. Es más la fila era interminable, todas sucumbían a sus encantos.
El grupo de las “susanitas” que se ocupaban de los chismes no podían aceptar que negara a lo que se le ofrecía en bandeja y ahí surgían los comentarios: ¿será gay? -No, es separado. -Su mujer lo abandonó por insoportable. -No, yo creo que el problema es de la infancia, se vislumbra que no fue querido o era un hogar carente de afecto y calidez por eso es introvertido. Todas las conjeturas eran válidas a la hora de juzgar el alma humana.
Pero echemos un vistazo al resto del equipo que conformaba los que se decían “compañeros de oficina” y todo recayó en la jefa de cuentas que por cierto no gozaba de afecto alguno.
¡Todo lo quería para ayer! Su ritmo de trabajo era activo, acelerado y enérgico, cosa que no siempre podía ser seguido por el entorno, que a su juicio eran lentos, ocasionando pérdidas irreparables de tiempo y dinero. La ecuación demostraba “buey solo bien se lame”, por lo tanto finalmente rechazaba todo porque ya lo había hecho ella.
Impaciente e irritable, conjugaba una personalidad de constante tensión nerviosa, odiaba la rutina y no respetaba el curso natural de los acontecimientos. Muy independiente, agotada por momentos por su excesivo desgaste nervioso, que compensaba con sus deseos de saciedad ocasionada por consumir sus recursos energéticos, por su ritmo incansable.
Es decir como epílogo de este relato, muy vigente en las relaciones humanas de hoy día puntualizamos.
La SOLEDAD se manifiesta en todos sus aspectos negativos, todo sería más llevadero, más armonioso si con calma y paciencia aceptáramos los tiempos de cada uno, y diplomáticamente utilizar los talentos para beneficio de todos.
Como así también pensar que otros tienen circunstancias que ameritan escucharlos y darles mi tiempo, ofrecer es dar para recibir.

JOSEFINA R. IANNETTA

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