Indicaciones de Rudolf Steiner, dadas a conocer por Herbert Hahn. (Traducción del alemán, Jesús López)
ADVIENTO: Para el buscador de la luz, las resistencias que encuentra en la vida en el tiempo de Adviento deben constituir una piedra de toque especial (un criterio especial). Él tiene siempre que esforzarse en conseguir llegar a separar las personas de la cosa (que les ocupa, de que se trata), pues el sufrimiento y las dificultades nos son enviados como pruebas, y los hombres a través de los cuales nos acontecen estas dificultades son sólo la herramienta para ello.
Debemos llegar a acomodarnos, a estar presentes en cada situación, reposar en ella sin perdernos. El contenido de la gran exigencia de este tiempo es incorporar realmente en sí mismo lo divino (estado del nacimiento), y no sólo vivenciar los divino en condiciones excepcionales. Todo lo que está relacionado con aquello que constituye la personalidad terrenal, debemos excluirlo. Debemos adquirir las cualidades propias de los niños, estar frente a los otros completamente relajados.
Debemos llegar a acomodarnos, a estar presentes en cada situación, reposar en ella sin perdernos. El contenido de la gran exigencia de este tiempo es incorporar realmente en sí mismo lo divino (estado del nacimiento), y no sólo vivenciar los divino en condiciones excepcionales. Todo lo que está relacionado con aquello que constituye la personalidad terrenal, debemos excluirlo. Debemos adquirir las cualidades propias de los niños, estar frente a los otros completamente relajados.
Todo lo que se habla y se opina, las discusiones, irritaciones, todas estos lastres, hemos de dejarlos de lado.
Ante cada gran celebración se encuentra presente una oportunidad para vencer algo dentro de uno mismo – el sacrificio.
LA ACTITUD RESPECTO A LA NAVIDAD
Gracia: Adviento, la luz que viene para iluminarlo todo en la noche más profunda. La Tierra se ha vaciado enteramente, la vida se ha reducido. La tierra está como una cáscara vacía, todas las savias del reino de las plantas se retiran. Así se prepara para recibir las fuerzas divinas.
En el primero (primer domingo) de Adviento, el hombre debe aplicarse a una lucha interior encaminada a adquirir la disposición al sacrificio, al servicio y al amor. Tiene que verse a sí mismo con los ojos interiores y vivenciar este día como la celebración del anhelo de nacimiento. La consagración de la fiesta es: Yo me consagro al servicio del Espíritu del Amor que debe nacer en mí. Los pensamientos se dirigen a Cristo venidero en el hombre.
En el segundo domingo de Adviento: El hombre empieza a buscar y siente en su búsqueda que solo no puede hacer nada. Así él prepara su corazón para que pueda entrar en él lo divino, pues debido a que yo voy suprimiendo lo negativo, se llega a formar un espacio para lo divino.
En el tercer domingo de Adviento: El hombre busca la realidad verdadera, que se encuentra en lo espiritual. La clave para esta realidad y para toda cognición espiritual es el sacrificio. La voz de la quietud dice: no quiero hacer sufrir a nadie, quiero perdonarlo todo.
Cuarto domingo de Adviento: El hombre ha encontrado el sendero y se prepara a caminar por él. Esto trae como condición el dominio del cuerpo terrenal, sólo entonces puede despertar el Hijo de Dios en el hombre. El esfuerzo ha realizar en este tiempo es hacer visible el reino de Dios en el mundo a través de sí mismo, de su actitud y su obrar.
Nosotros somos portadores también de este Reino Espiritual eterno. Las etapas del Adviento son grados de consciencia en el alma.
El 24 de Diciembre empiezan las 12 Noches Santas. Son símbolos para las 12 fuerzas del alma que debemos vivificar en nosotros. Y así este criterio, este modo de obrar, es válido para siempre, y no sólo para las 12 Noches Santas.
El 1 de Enero a las doce del mediodía tenemos situado al Sol en el lugar más cercano posible a la Tierra y es justamente por eso que hay cinco días y medio antes y cinco días y medio después, formando el conjunto de las 12 Noches Santas. En estas noches, las más oscuras del año, tenemos al Sol del Espíritu lo más cercano posible a nosotros. El atraviesa la Tierra con su luz, desde dentro de ésta, haciéndola translucida, todo lo hace translúcido, pero desde dentro, no como más tarde, cuando ilumina la Tierra desde lo alto.
Hay que entrar en estas 12 Noches Santas muy despierto en la consciencia. En la primera noche hay que estar despierto hasta la una o las dos de la madrugada. En las otras noches acostarse en lo posible siempre a la misma hora. Principalmente vivir en este tiempo un ritmo regular. Si esto no es posible en la vida exterior, hay que intentarlo interiormente. Quien no puede guardar la quietud en el rito exterior, debe procurar siempre ser consciente de la santidad (lo sagrado) de la época. Sobre todo hay que cumplir también conscientemente las obligaciones, recordando que se las realiza en un tiempo sagrado. No consentir en sí mismo la aparición de algo impropio, no tener ninguna agitación anímica desfigurada, desagradable, ser consigo mismo siempre más y más severo.
Durante la vivencia de la Navidad, con sus 12 Noches Santas, ponemos el germen para los próximos 12 meses del año. Por esta razón son tan importantes estos 12 días. Si, por ejemplo, nos apartamos de lo dispuesto en el primer día, ponemos una semilla que en el primer mes germinará negativamente en la sangre.
Tenemos que intentar pasar los 12 días santos adecuada y correctamente, porque necesitamos cada año para trabajar en nuestro renacer y no debemos perder ningún de ellos.
24-25 de Diciembre. La Noche Santa en la que nace Cristo en el alma y el alma pregunta: ¿Puedo llegar a ser liberada, salvada, redimida con todas mis debilidades, defectos y pasiones?
Símbolo: El establo de Belén, pues en aquella humildad y pobreza nació la Luz del Mundo. La voz de la calma se abre paso hacia el alma y la enseña a afirmar con alegría lo bueno en nosotros y en los demás.
Misterio: El alma buscadora en la oscuridad de un bosque sin caminos.
(Capricornio.- El Espíritu Divino nace en la materia. Espíritu y Materia el ALFA y el OMEGA se tocan y surge vida.)
25-26 de Diciembre. La Noche de Juan. El águila del alma alza el vuelo aleteando y ve, mirando hacia atrás desde una elevada atalaya, su propia vida. El hombre reconoce (conoce) en ello la ley del Karma.
Misterio: Elección del camino escarpado o del camino ancho.
Para lo nacido en la carne es difícil encontrar el sendero del espíritu. Baghavad Gita: Una vida egoísta o una vida consagrada a la humanidad. (Acuario)
26-27 de Diciembre. Ahora siguen las 3 noches del lirio blanco.
El alma reconoce que no puede permanecer en lo alto, que ella de nuevo es atraída hacia abajo, porque todavía hay en ella mucho elemento terrenal. El alma se dispone conscientemente a purificar el cuerpo terrenal al ver en cada alimento algo semejante a un viático sagrado. Yo soy el Pan (Palabras de Cristo Jesús). Nosotros venimos del Pan, vivimos del Pan en el camino de evolución y volvemos al Pan.
Misterio: Nunca olvidar la meta de las metas en el ancho y largo caminar en el reino de la Tierra. (Piscis)
27-28 de Diciembre. Purificar conscientemente el cuerpo astral. La antipatía y la simpatía se transforman en amor hacia todo. La pasión y el deseo callan. La fuerza de Cristo ilumina en nosotros lo que es luciférico y ahrimánico y nos fortalece en contra de ello.
Misterio: El trabajo sobre mi mismo rinde servicio al bien de todo y todos. El Arcángel Uriel sostiene ante nosotros el espejo en el que vemos cómo somos. (Aries)
28-29 de Diciembre. Purificar conscientemente el cuerpo de los pensamientos. Educación, orden en los pensamientos, concentración en lo positivo. Transforma las negras palomas de los pensamientos en palomas blancas, pues nuestro pensar, mientras no se halla disciplinado conscientemente, se parece a un palomar. También cerrar el palomar ante pensamientos negativos y extraños.
Misterio: El templo que Cristo purifica (Tauro).
29-30 de Diciembre. Ahora siguen las tres noches de la espada. Noche de Pedro: noche de la consagración de la espada. Cada uno tiene que forjarse la propia espada del discernimiento. Cada persona tiene que unir, forjándolos con la fuerza volitiva espiritual, los dos fragmentos: lo inmortal, eterno, y lo perecedero, para así conocer la verdad.
Misterio: unir (fusionar) el Hijo de Dios con el Hijo del Hombre. (Ser uno/ Géminis)
30-31 de Diciembre. La serpiente en la empuñadura de la espada: Sabiduría. Hay que ocuparse de lecturas elevadas. Es la noche del gran mandamiento.
El Misterio del obrar: ¿Quién dicta las órdenes sobre nuestra alma?
¿Quién es el señor de nuestra alma?
¿Quién es el autor de nuestros actos?
Tenemos la libertad. Fortalecer en nosotros la buena voluntad. (Cáncer)
31 de Diciembre – 1 de Enero. La cruz en la empuñadura de la espada: El Sacrificio. La lengua, ceñida con la espada de la fuerza de Cristo, habla la verdad, sin poder herir. Es la noche del estremecimiento (consternación).
Misterio: El caballero, el luchador con la lanza de la voluntad y con la espada del conocimiento, a su lado el perro, como símbolo de la obediencia. Detrás de él la muerte y el diablo. En un cierto estadio del conocimiento, cada paso equivocado conduce más rápido a la perdición. La victoria es conseguida luchando al estar lleno de la divinidad, de la consciencia de responsabilidad y la incansable fidelidad ante las tareas de la vida (Leo).
1-2 de Enero. Ahora siguen las tres noches de la corona. Desprenderse del solo-intelecto o el desprendimiento del intelecto de sus ataduras terrestres y pragmáticas. Es la triple noche santa en la que el Yo inferior cae y queda el deseo de servir y poder entregarse. (Virgo)
2-3 de Enero. Es la noche en la cual nace, desde el servicio, el sacrificio más grande: Obedecer-Escuchar. Aprender a escuchar a la voz interior y las señales de lo divino.
Misterio: El que clama en nosotros a través de las distintas encarnaciones. Su claridad aumenta por el sacrificio y la decisión. (Libra)
3-4 de Enero. La noche: la lucha con el Guardián del Umbral.
Misterio: Construir en nosotros el Castillo del Grial. Profesar cada vez más la fidelidad al Altísimo. (Escorpión)
4-5 de Enero. En esta noche se coloca a los pies de lo divino la corona alcanzada en la lucha, pues nosotros, en verdad, hemos conquistado la corona, pero el hecho de que lo pudiéramos hacer es Gracia, es Ley del Espíritu. Pues la Gracia es una corriente que fluye desde una fuente a la que el hombre, desde su fuerza humana, no puede obligar. Ahora principio y fin llegan a ser un tiempo sin espacio y un espacio sin tiempo; ahora todo es eterno, santo (sagrado).
Las fuerzas tendientes firmemente a la meta del arquero (Sagitario), hay que emplearlas de tal modo que él pueda recibir el bien espiritual.
Lo que hemos conocido y recibido en las doce Noches Santas, debemos llevarlo a la vida y espiritualizar la materia y lo anímico.
Las doce Noches Santas son decisivas para la vida y el destino de todo el año entrante.
En ellas se puede haber puesto una buena simiente de nuestra voluntad. Especialmente decisivo es lo que emprendemos en la noche del Año Nuevo (San Silvestre). En esta noche nos libera el Espíritu del Pueblo por unos momentos; lo que ahora pensemos será tomado por las Jerarquías más altas, y lleva en sí la fuerza de la realización.
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